Skip to main content

Advertisement

Advertisement

ADVERTISEMENT

Original Contribution

Dos profesiones, un sólo objectivo

Víctor Hugo Pimentel Montejano, María Guadalupe Navarro Barrientos

Es muy común que se refieran a la relación médico paciente, siendo esta el objetivo de los conceptos éticos y bioéticos en la buena praxis, incluso se habla con mucha frecuencia, de la relación del personal de enfermería, como parte fundamental de la atención a los pacientes, sobre todo en el ámbito hospitalario. Pero, qué sabemos de la relación entre los profesionales en medicina prehospitalaria y los médicos?.

Poco se describe esta relación y realmente es preocupante que no se le preste atención, ya que generalmente existe una mala comunicación entre médicos y paramédicos, en los momentos más críticos del paciente; desde el transporte y atención prehospitalaria, hasta el ingreso a la unidad médica.

¿Porque nos interesa hablar de esta relación y sus consecuencias? Porque hemos sido testigos presenciales de los efectos en el paciente, y en nuestros colegas. Hemos recibido una decena de testimonios de compañeros paramédicos, sobre este tema. Increíblemente, y citando sus propias palabras; lo ven como un maltrato esperado, como algo “normal y cotidiano”. La pregunta que surge es: ¿es normal que un médico lo ignore, lo regañe, lo insulte, lo denigre? Y peor aún, ¿Que no valore la necesidad del paciente de recibir atención, aún si el servicio de urgencias está saturado?.

Entonces que es “normal”, ¿que incluso el personal de enfermería también se una a este maltrato?. ¿Que le grite, haga malas caras, le ignore, solo por recibir el ejemplo de la mala actitud del médico? Todo parece apuntar que la situación de hostilidad hacia el paramédico, se deriva de la reacción negativa al recibir más “trabajo” en la sala de urgencias, llegando a altas horas de la noche, porque no hubo tiempo de canalizar al paciente, al tratar de priorizar el manejo de la vía aérea, lo cual implica atención y tiempo en el traslado al hospital, entre otros. Otra razón puede ser, el poco entendimiento del trabajo realizado por un paramédico, porque en la formación de un médico, el currículum académico en algunos casos,deja en segundo plano las asignaturas que sensibilizan al médico en el ámbito de la medicina prehospitalaria, en los protocolos y/o lineamientos de la formación académica de un paramédico o en el conocimiento de las regulaciones de servicios en salud y atención médica prehospitalaria.

Una de las problemáticas actuales, relacionadas con la relación médico y paramédico, se presenta en la Comisión Nacional Mexicana de Arbitraje Médico (CONAMED) donde se manejan las demandas en contra del médico. Desde hace más de 40 años existen antecedentes del nuevo rol del paramédico en las áreas hospitalarias, visto con una actitud ambivalente por médicos y enfermeras (Lave, Judith R. Paramedics: A Survey of the Issues. 1971), en la que se describe como un conflicto de intereses, en el que el estatus jerárquico del médico se ve amenazado por el paramédico y es desde entonces que se mencionan programas o cursos de entrenamiento que mejoren la relación entre el personal profesional de la salud.

Por otro lado, desde el punto de vista médico la perspectiva es bastante diferente, ya que el médico pese a su mejor disposición y apego a su juramento hipocrático, es sujeto a muchas limitaciones. En primer lugar, carencia de espacios (camas disponibles) y equipos (ventiladores, TAC, medicamentos, etc.), incluso en hospitales de tercer nivel, para brindar la atención más avanzada al paciente. En segundo lugar, la carencia de equipos médicos de los cuales depende el tratamiento del paciente. Por último, el criterio de los responsables del manejo de turnos hospitalarios de restringir el ingreso a pacientes; sin mencionar las cuestiones de seguridad social del paciente, que al no ser derechohabiente, no podrá recibir atención médica alguna en urgencias. El médico a veces está sujeto a estas limitantes, que están fuera de su alcance y control; sin embargo, la actitud y un buen trato hacia el paramédico, es su decisión.

Indudablemente existen paramédicos poco profesionales, que por la carencia de capacitación, entrenamiento o con actitud poco cooperativa, crean una mala imagen ante el personal hospitalario; aunque en nuestra opinión muy personal son menos frecuentes, ya que el paramédico tienen el conocimiento que está a disposición de los profesionales de la salud que se encuentren en el hospital para continuar con la atención de su paciente, por lo que la mejor actitud se antepone en el paramédico. Entonces, ¿cuál es la solución? ¿cómo podemos mejorar la mala relación? para mejorar la atención y pronóstico de los pacientes.

Se han comenzado a realizar pequeños esfuerzos en este tema, implementando asignaturas en medicina prehospitalaria en el currículum de los estudiantes de medicina. Esta implementación innovadora parece ser una estrategia prometedora, al sensibilizar a los futuros médicos en los protocolos y lineamientos en medicina prehospitalaria y así comenzar a comprender el problema desde su raíz. Se cuenta con el antecedente que, en la Escuela Nacional de Medicina y Homeopatía del Instituto Politécnico Nacional Mexicano, implementaron en el año 2008 asignaturas relacionadas a la atención médica prehospitalaria. Por otro lado, también se deben incluir temas de interés y cursos de entrenamiento a paramédicos sobre la recepción, regulación y manejo de pacientes en el hospital, necesarios para sensibilizar al paramédico.

Podemos concluir que ambos profesionales, están bajo estrés y limitantes fuera de su alcance, sin embargo, la actitud y el buen trato mejorarán la comunicación y por ende, mejorará el tratamiento de los pacientes

Es muy común que se refieran a la relación médico paciente, siendo esta el objetivo de los conceptos éticos y bioéticos en la buena praxis, incluso se habla con mucha frecuencia, de la relación del personal de enfermería, como parte fundamental de la atención a los pacientes, sobre todo en el ámbito hospitalario. Pero, qué sabemos de la relación entre los profesionales en medicina prehospitalaria y los médicos?.

Poco se describe esta relación y realmente es preocupante que no se le preste atención, ya que generalmente existe una mala comunicación entre médicos y paramédicos, en los momentos más críticos del paciente; desde el transporte y atención prehospitalaria, hasta el ingreso a la unidad médica.

¿Porque nos interesa hablar de esta relación y sus consecuencias? Porque hemos sido testigos presenciales de los efectos en el paciente, y en nuestros colegas. Hemos recibido una decena de testimonios de compañeros paramédicos, sobre este tema. Increíblemente, y citando sus propias palabras; lo ven como un maltrato esperado, como algo “normal y cotidiano”. La pregunta que surge es: ¿es normal que un médico lo ignore, lo regañe, lo insulte, lo denigre? Y peor aún, ¿Que no valore la necesidad del paciente de recibir atención, aún si el servicio de urgencias está saturado?.

Entonces que es “normal”, ¿que incluso el personal de enfermería también se una a este maltrato?. ¿Que le grite, haga malas caras, le ignore, solo por recibir el ejemplo de la mala actitud del médico? Todo parece apuntar que la situación de hostilidad hacia el paramédico, se deriva de la reacción negativa al recibir más “trabajo” en la sala de urgencias, llegando a altas horas de la noche, porque no hubo tiempo de canalizar al paciente, al tratar de priorizar el manejo de la vía aérea, lo cual implica atención y tiempo en el traslado al hospital, entre otros. Otra razón puede ser, el poco entendimiento del trabajo realizado por un paramédico, porque en la formación de un médico, el currículum académico en algunos casos,deja en segundo plano las asignaturas que sensibilizan al médico en el ámbito de la medicina prehospitalaria, en los protocolos y/o lineamientos de la formación académica de un paramédico o en el conocimiento de las regulaciones de servicios en salud y atención médica prehospitalaria.

Una de las problemáticas actuales, relacionadas con la relación médico y paramédico, se presenta en la Comisión Nacional Mexicana de Arbitraje Médico (CONAMED) donde se manejan las demandas en contra del médico. Desde hace más de 40 años existen antecedentes del nuevo rol del paramédico en las áreas hospitalarias, visto con una actitud ambivalente por médicos y enfermeras (Lave, Judith R. Paramedics: A Survey of the Issues. 1971), en la que se describe como un conflicto de intereses, en el que el estatus jerárquico del médico se ve amenazado por el paramédico y es desde entonces que se mencionan programas o cursos de entrenamiento que mejoren la relación entre el personal profesional de la salud.

Por otro lado, desde el punto de vista médico la perspectiva es bastante diferente, ya que el médico pese a su mejor disposición y apego a su juramento hipocrático, es sujeto a muchas limitaciones. En primer lugar, carencia de espacios (camas disponibles) y equipos (ventiladores, TAC, medicamentos, etc.), incluso en hospitales de tercer nivel, para brindar la atención más avanzada al paciente. En segundo lugar, la carencia de equipos médicos de los cuales depende el tratamiento del paciente. Por último, el criterio de los responsables del manejo de turnos hospitalarios de restringir el ingreso a pacientes; sin mencionar las cuestiones de seguridad social del paciente, que al no ser derechohabiente, no podrá recibir atención médica alguna en urgencias. El médico a veces está sujeto a estas limitantes, que están fuera de su alcance y control; sin embargo, la actitud y un buen trato hacia el paramédico, es su decisión.

Indudablemente existen paramédicos poco profesionales, que por la carencia de capacitación, entrenamiento o con actitud poco cooperativa, crean una mala imagen ante el personal hospitalario; aunque en nuestra opinión muy personal son menos frecuentes, ya que el paramédico tienen el conocimiento que está a disposición de los profesionales de la salud que se encuentren en el hospital para continuar con la atención de su paciente, por lo que la mejor actitud se antepone en el paramédico. Entonces, ¿cuál es la solución? ¿cómo podemos mejorar la mala relación? para mejorar la atención y pronóstico de los pacientes.

Se han comenzado a realizar pequeños esfuerzos en este tema, implementando asignaturas en medicina prehospitalaria en el currículum de los estudiantes de medicina. Esta implementación innovadora parece ser una estrategia prometedora, al sensibilizar a los futuros médicos en los protocolos y lineamientos en medicina prehospitalaria y así comenzar a comprender el problema desde su raíz. Se cuenta con el antecedente que, en la Escuela Nacional de Medicina y Homeopatía del Instituto Politécnico Nacional Mexicano, implementaron en el año 2008 asignaturas relacionadas a la atención médica prehospitalaria. Por otro lado, también se deben incluir temas de interés y cursos de entrenamiento a paramédicos sobre la recepción, regulación y manejo de pacientes en el hospital, necesarios para sensibilizar al paramédico.

Podemos concluir que ambos profesionales, están bajo estrés y limitantes fuera de su alcance, sin embargo, la actitud y el buen trato mejorarán la comunicación y por ende, mejorará el tratamiento de los pacientes.

aergaert

Victor Hugo Pimentel Montejano es Técnico en Urgencias Médicas nivel avanzado de la Cruz Roja Mexicana, Médico Cirujano y Homeópata, con 18 años de experiencia en el campo de la medicina prehospitalaria en México. Ha laborado en el Instituto de Salud del Estado de Aguascalientes, Cruz Roja Mexicana Delegación Aguascalientes, Clubes Deportivo Sports Word, Centros Ecoclub, Hospital Español, Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de México e Instituto Politécnico Nacional. Fundador y presidente de la Asociación Científica de Estudiantes de Medicina de la Universidad Autónoma de Aguascalientes (ACEMUAA), Voluntario de la Cruz Roja Mexicana, Socio e instructor de la Asociación Mexicana de Medicina de Urgencia (AMMU), Socio de la Academia Mexicana de Medicina Prehospitalaria (AMMP), Fundador y miembro honorario de la Sociedad de Alumnos en Servicios de Medicina Prehospitalaria (SASEMEP), Socio e instructor de la Sociedad Mexicana de Medicina de Emergencia. (SMME), Director Médico de la Cruz Roja Tlalnepantla, Profesor titular de las asignaturas de atención prehospitalaria y reanimación en la Escuela Nacional de Medicina y Homeopatía del IPN e instructor de los programas PHTLS, ATT, AMLS, EPC, PEEP, BLS, ACLS, PRN, AVET, AVQ, IAPet y EMPACT. Actualmente es Jefe de la UPIS en la ENMyH del IPN.

maria

María Guadalupe Navarro Barrientos es Médica Cirujana y Homeópata con Doctorado en Investigación en Medicina. Directora Médico de la Sociedad de Alumnos en Servicios de Medicina Prehospitalaria (SASEMEP A.C.) Coordinadora del servicio médico de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional. Instructor BLS/ACLS – AHA, Instructor PHTLS - NAEMT e Instructor curso TAMP-B.

Advertisement