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Un enfoque moderno ante los desastres
Un incidente de víctimas múltiples (Mass-Casualty Incident, MCI por sus siglas en inglés) se define como un evento que "rebasa al sistema local, donde el número de víctimas excede ampliamente los recursos y capacidades locales en un corto período de tiempo".1 Con tan solo leer esta definición, se explican los desafíos inherentes de tales eventos: Términos como rebasar y exceder asustan y requieren un esfuerzo concertado de múltiples agencias que trabajen de manera coherente y fluida en la respuesta. Desde ahora, considere estos aspectos para estar mejor preparado cuando le suceda.
Comunicaciones
Las fallas en las comunicaciones siguen siendo uno de los principales factores que contribuyen a la complejidad en la respuesta de un MCI. Dado que estos incidentes inevitablemente involucran a múltiples agencias que, a menudo, operan en diferentes frecuencias, la falta de comunicación es un peligro tanto para las víctimas iniciales del MCI como para los respondedores.
Para examinar el tema más profundamente, podemos usar los hallazgos del After-Action Review (revisión posterior a las acciones) de 2018 sobre la respuesta del Departamento de Bomberos de Orlando (OFD por sus siglas en inglés) al atentado en el Pulse Nightclub, desarrollado por la National Police Foundation y solicitado por el OFD. La cuestión de las comunicaciones deficientes no se limita de ninguna manera solamente al OFD, y se debe elogiar por financiar dicho informe.
Respecto a las comunicaciones internas de la agencia, el informe encontró que el liderazgo ejecutivo del OFD no llegó a la escena hasta varias horas después del evento. Cualquiera en el SEM sabe que si esos oficiales estuvieran al tanto del incidente, habrían respondido. El informe indica que "debido a fallas en la tecnología de las comunicaciones, algunos miembros del personal ejecutivo del OFD no recibieron el mensaje en sus buscapersonas y desconocían del incidente en curso".2
Respecto a la comunicación entre agencias, la respuesta tardía del liderazgo ejecutivo del OFD retrasó el establecimiento de un comando unificado. El informe encontró que "la falta de un comando unificado y la comunicación inadecuada entre la policía, los bomberos y los recursos del SEM redujeron la conciencia situacional del OFD y exacerbaron la comunicación y coordinación entre los respondedores". En los Estados Unidos, el Sistema Nacional de Gestión de Incidentes, entre otras doctrinas de respuesta a un MCI, enfatiza la importancia de tener un solo puesto de comando, donde las partes interesadas de cada agencia que responde, puedan comunicarse directamente.
Además, "La falta de coordinación respecto a los canales de radio entre seguridad pública y los primeros respondedores, crearon desafíos en la integración y la comunicación". En el evento del club Pulse, esto llevó a que la policía de Orlando no supiera dónde, ni cómo acceder a los valiosos medios de transporte del OFD y, por lo tanto, tampoco a transportar pacientes fuera del sistema de triaje del SEM y la estructura de tratamiento de los pacientes.
Educación pública
Hay un período crítico desde el momento en que comienza un incidente hasta que llega la ayuda médica profesional, y el momento en que comienzan las víctimas letales. Es durante ese período, donde sólo los civiles podrán salvar vidas.
En un artículo publicado en Prehospital Emergency Care,3 el médico de emergencia E. Reed Smith, MD, et al., estudió las autopsias de las víctimas de disparos del club Pulse. Smith y sus colegas encontraron que 16 pacientes (32%) tenían potencial de sobrevivir a sus heridas: Cuatro tenían lesiones en las extremidades, dos involucraron vasos femorales y dos involucraron la axila. Con respecto al tratamiento en la escena, "Ningún paciente tenía torniquetes documentados o vendajes de empaquetamiento para heridas antes de llegar al hospital". Las conclusiones del artículo incluyen: "Una estrategia integral, que comience con proveedores civiles para brindar atención de la herida en la escena , junto con un enfoque coordinado de seguridad pública para evacuar rápidamente a los lesionados, puede aumentar la supervivencia en eventos futuros".
Lo que sugiere un replanteamiento sobre cómo planificamos el tratamiento de pacientes involucrados en un MCI, especialmente, aquellos en los que están involucrados los perpetradores. Hay oportunidades para recortar tiempo desde el incidente hasta el tratamiento por parte del público y el SEM. Para abordar esto último, se ha desarrollado el concepto del grupo de trabajo de rescate (Rescue Task Force, RTF por sus siglas en inglés). El RTF consta de equipos médicos que han sido entrenados por equipos policiacos para ingresar a un incidente junto con ellos durante la operación, en lugar de después de que se haya asegurado una escena. El RTF del SEM puede llegar más rápidamente a las víctimas que cuando esperan al margen.
Los civiles, necesitan ser empoderados para saber actuar también. Esta es la razón por la cual el gobierno federal de los EE. UU. y las agencias de seguridad pública, se han embarcado en iniciativas de educación pública como la campaña Detén La Hemorragia (Stop the Bleed) y el desarrollo de cursos como el IS-360 de FEMA: Preparación para Incidentes con Víctimas Múltiples: Una guía para escuelas, Educación Superior y Templos Religiosos.
Simulación
¿Cómo capacitamos a los respondedores para lograr el objetivo de salvar más vidas? ¿Cómo mejoramos las comunicaciones dentro y entre nuestras agencias? ¿Cómo capacitamos a los civiles para cerrar la brecha en la atención del paciente? ¿Cómo podemos ayudar a la policía y a los miembros del RTF del SEM a colaborar de manera efectiva?
La respuesta es un entrenamiento continuo y realista. El entrenamiento más auténtico disponible incluye el uso de varios tipos de simulación.
Esta es solo una razón por la cual la industria de la simulación médica está en auge. Según Grand View Research, la simulación médica y de cuidados de la salud, en 2017 se valoró en $1.36 mil millones USD.4 Se espera que la industria se expanda a una tasa bruta anual compuesta del 16.3%. Muchas especialidades diversas, desde ortopedia hasta cardiología, se están incorporando la simulación en sus prácticas. El SEM está haciendo lo mismo.
Sabemos que la capacitación de simulación es una estrategia central para facilitar una ejecución perfecta. Sin embargo, todavía no se ha publicado una gran cantidad de investigaciones sobre la capacitación mediante simulación en el SEM. Según un artículo del Prehospital Disaster Medicine por Samuel Stratton, MD de la UCLA, "La investigación basada en simulación representó una fracción mínima (4%) de los envíos sobre investigaciones originales a una revista dedicada a medicina de desastres en el período de junio de 2013 a mayo de 2014, en comparación con la encuesta basada en la investigación (64%) y series descriptivas de casos (23%)".5
Desastres y tecnología
En la respuesta a emergencias, ya sea durante unos meses o unas pocas décadas, es probable que usted haya visto cómo la tecnología cambia rápidamente y afecta la forma en que se realiza nuestro trabajo. En cualquier profesión, las mejoras tecnológicas son parte de la vida, y encontrar el equilibrio, las necesidades y el valor, son de vital importancia para proporcionar un servicio de la mayor calidad posible, sin importar su disciplina. Algunas de estas nuevas tecnologías pueden ayudarnos a hacer mejor nuestro trabajo.
Vehículos aéreos no tripulados o drones: Fotógrafos y camarógrafos pueden haber jugado con posibilidad de comprar uno de esos drones equipados con cámaras de acción, que son realmente agradables, y así, agregarlos a su pasatiempo de fin de semana (o tal vez ya posean alguno) e incluso pueden haber usado uno para capturar imágenes de escenas o video. La realidad es que estos drones pueden ser razonablemente asequibles para la mayoría de las agencias, ofrecen imágenes en tiempo real sobre escenarios de incidentes a gran escala y se implementan en minutos. La integración de esta tecnología en el flujo de trabajo de su departamento puede ofrecer una serie de posibilidades.
Dispositivos portables (wearables): Hace algunos años, tuvimos la suerte de probar los Google Glass, unas gafas inteligentes que básicamente ofrecían una pantalla frontal portable y una computadora al alcance de la mirada. Esa tecnología estaba muy por delante del resto de las opciones disponibles, y la disponibilidad de sus aplicaciones era bastante reducida aún, pero el futuro de este tipo de dispositivo sólamente estaba limitado por la imaginación.
Si bien, el proyecto de los Google Glass ha tomado diferentes formas desde entonces, otras compañías están introduciendo soluciones similares para una variedad de propósitos. ¿Qué tipo de tecnología portable (wearables) nos gustaría ver para la respuesta a emergencias y desastres? Gafas inteligentes para el seguimiento del triaje de la escena, códigos de barras, datos del paciente, información de la escena, orientación clínica y telehealth, e integración del despacho asistido por computadora (Computer Aided Dispatch, CAD por sus siglas en inglés). Monitores de signos vitales compactos, asequibles y conectados. Sensores de proximidad que puedan conectarse a través del sistema Wi-Fi, celular, bluetooth u otra red independiente desplegable para rastrear recursos, suministros, personal, víctimas y afectados. Finalmente, el uso de data portable sobre salud para nuestros primeros respondedores, sería de gran valor en cualquier operación de un incidente con víctimas múltiples o de alto impacto; monitoreo de la frecuencia cardíaca en tiempo real, oximetría de pulso, EKG, temperatura, ubicación y el nivel de actividad, pueden mitigar el esfuerzo excesivo del proveedor y permitir una rehabilitación adecuada.
Sistemas de información basados en la Nube (Cloud): A medida que los sistemas de información basados en la Nube crecen y se integran aún más en nuestro flujo operativo, debemos considerar las formas en que este tipo de tecnología puede afectar la coordinación. Junto con una red confiable, las soluciones basadas en la Nube pueden servir como un centro de primera respuesta para todos los datos, con información accesible y que se puede compartir.
Redes sociales: En una época en la que muchos comparten información en tiempo real a través de las redes sociales, sería negligente ignorar los datos que ahí se comparten. La colaboración abierta y distribuida de la información a través de las redes sociales, puede ayudar a los centros de comunicaciones, a quienes manejan la emergencia y a otros respondedores a predecir o mitigar la evolución de un incidente. La integración de datos mediante colaboración abierta y distribuida puede ayudar con el mapeo de incidentes, con las responsabilidades de los respondedores, con la compilación de información de sobrevivientes y con la reunificación de familias.
Ultrasonido In situ: La literatura reciente ha confirmado la aplicabilidad del ultrasonido in situ (Point-of-care ultrasound, POCUS por sus siglas en inglés) en entornos austeros, así como en incidentes con víctimas múltiples. En un estudio de 2017, se descubrió que POCUS era una herramienta confiable y valiosa en el contexto de desastres, una que podría ayudar en el triaje, la asignación de recursos clínicos y la predicción de lesiones.6 POCUS puede considerarse como una forma razonable de mejorar nuestra toma de decisiones clínicas en situaciones de alto estrés. La tecnología del ultrasonido está avanzando rápidamente y los dispositivos se han vuelto más pequeños, portátiles y de precio razonable.
En los últimos años, los eventos nos han enseñado mucho sobre cómo es que nunca estamos completamente preparados para las pesadillas que algún día pueden aparecer durante nuestro turno, y de como siempre podemos aprender de nuestro desempeño. Radica en nuestro conocimiento, habilidad y humildad, entender la necesidad de seguir trabajando para mejorar como individuos y como comunidad de respondedores.
Referencias
1. DeNolf RL, Kahwaji CI. EMS, Mass Casualty Management.Treasure Island, Fla.: StatPearls Publishing, 2019.
2. National Police Foundation. After-Action Review of the Orlando Fire Department Response to the Attack at Pulse Nightclub, www.policefoundation.org/wp-content/uploads/2018/11/OFD-After-Action-Review-Final.pdf.
3. Smith ER, Shapiro G, Sarani B. Fatal wounding pattern and causes of potentially preventable death following the Pulse night club shooting event. Prehosp Emerg Care, 2018; 22(6): 662–8.
4. Grand View Research. Healthcare/Medical Simulation Market Size, Share & Trends Analysis Report By End Use, By Products & Services (Anatomical Models, Web-based Simulators, Simulation Software), and Segment Forecasts, 2018–2026, www.grandviewresearch.com/industry-analysis/medical-healthcare-simulation-market.
5. Stratton SJ. Is there a scientific basis for disaster health and medicine? Prehosp Disaster Med, 2014 Jun; 29(3): 221–2.
6. Gharahbaghian L, Anderson KL, Lobo V, et al. Point-of-care ultrasound in austere environments: A complete review of its utilization, pitfalls, and technique for common applications in austere settings. Emerg Med Clin North Am, 2017 May; 35(2): 409–41.
Sidebar: Planificación ante desastres—lo esencial
Los desastres son una ineludible realidad que como respondedores, debemos enfrentar. Estos desastres pueden abarcar una amplia gama de desafíos, que incluyen triaje, sistemas de comando, acceso a la escena, asignación y seguimiento de recursos, logística y comunicaciones. Si bien, no es posible que podamos predecir todos los desastres, es nuestra responsabilidad colectiva, planificar cada escenario que podamos imaginar.
Un aspecto de la respuesta a desastres debe permanecer constante: Cómo abordamos el proceso de planificación. La manera en que lidiamos con el período operativo de los desastres puede evolucionar con el tiempo, pero debemos tener siempre en mente algunos conceptos clave mientras nos preparamos:
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Las vidas de nuestros respondedores y el público son primero, todo lo demás es secundario. Si hay algún aspecto de nuestro proceso de planificación que ponga en riesgo la seguridad de la vida, nos hemos fallado nosotros mismos. Regrese a la pizarra e inténtelo nuevamente.
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Familiarizarse íntimamente con su área de operación (y áreas vecinas). Comprenda los riesgos, desafíos y amenazas de su entorno. Conozca sus carreteras, rutas de viaje secundarias (terciarias, cuaternarias y etc.), acceso a recursos aéreos y rutas de vuelo, servicios de bomberos, zonas muertas de radiocomunicaciones y telefonía.
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Construya relaciones con dueños de negocios y residentes dentro de su comunidad. ¿Quién puede ayudarlo en tiempos de crisis? Pase tiempo entrenando con otros respondedores de su comunidad y áreas circundantes. Comprender el modus operandis del otro; entrenar con los estándares del otro. Las reuniones sociales y las oportunidades de colaboración son buenas para nosotros, úselas para forjar vínculos, mejorar la moral y generar confianza. Y construya relaciones con los respondedores de los que también podemos depender durante las operaciones en un desastre, como obras públicas, empresas de servicios públicos, distribuidores de suministros médicos, proveedores de combustible y similares.
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Ejercer la debida diligencia en la realización de una completa identificación y evaluación de riesgos. Cualquier cosa y todo, es un juego abierto.
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Desarrolle sus planes colectivamente. Involucre a otras organizaciones de primera respuesta, líderes comunitarios, empresas locales y a todo aquel al que pueda informar sobre sus procedimientos. Esto no se trata de política; sino de salvar vidas. Revisen sus agendas en puerta y trabajen juntos.
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Entrenar, ejercitar, entrenar, ejercitar. Asegúrese de que todos estén capacitados en sus planes de desastre y luego practique como si fuera real. Haga todo lo posible por no escatimar en capacitación, práctica y simulación. Esto podría significar la diferencia entre un departamento bien preparado y uno que solo quiere sentirse bien con sus planes.
Después de practicar, regrese a la pizarra y edite sus planes, definitivamente habrá lecciones aprendidas. Entrene y ejercite de nuevo un poco más. Este ciclo nunca termina. Esta debería ser el alma de su carrera profesional de primera respuesta, sin importar su campo.
Kevin L. Pohlman, MEd, NRP, FACHE, CCEMT-P, EMT-T, CHSE, CHSOS, NHDP-BC es profesor asistente de salud pública y director asistente del Centro de Medicina de Desastres en el New York Medical College.
Joshua D. Hartman, MBA, NRP, es vicepresidente senior de las divisiones de Seguridad Cardiovascular y Pública en HMP, la empresa matriz de EMS World.
Traductor
Jesús León
Jesús es Co-fundador de EEI y Rescatista de alta montaña que ha convertido sus experiencias del rescate técnico a gran altitud en las montañas de los Andes en una pasión por la capacitación y el desarrollo comunitario. Tiene una licenciatura en ingeniería civil de la Universidad de Ejido, Mérida-Venezuela y una licenciatura en paramedicina de Lane Community College, Eugene, OR. Es bombero / EMT-I para McKenzie Fire & Rescue, trabaja en la universidad de Oregón en la facultad de educación como investigador social para el Centro de la Promoción de la Equidad, también trabaja como paramédicos para la clínica White Bird CAHOOTS, una unidad de intervención de crisis para la ciudad de Eugene y Springfield Oregón.
Neyo, quien es de Venezuela, había estado recolectando equipos de bomberos usados durante años que fueron descartados de los departamentos de bomberos de los Estados Unidos. Después de escuchar el podcast https://radioambulante.org/en/audio-en/the-firefighters, él y David, quien había vivido y trabajado en Guam, y Sarah, que creció en Uruguay, decidieron crear una empresa que lleva donaciones y que pudiera proporcionar capacitación estandarizada al personal de emergencias en sus propias regiones, con traducción y adaptación cultural. materiales, que se pueden enseñar y difundir a nivel regional. También recolectan equipos de extinción de incendios usados y actualmente están colaborando para equipar al Departamento de Contingencia de Emergencias del Departamento del Estado de Morelos, México, para responder a emergencias.
Certificaciones adicionales: Certificación de rescate en alta montaña, Grupo Andino de Rescate de la Universidad de Los Andes, Mérida, Venezuela. Bombero estructural Tipo 1 de la Asociación Nacional de Protección contra Incendios (NFPA), Bombero de interfaz y forestales tipo 2, Instructor de incendios tipo 1. Asistente de investigación bilingüe, de la Facultad de Educación, Centro para la Promoción de la Equidad, Universidad de Oregon. Consultor de rescate de alta montaña, Grupo Andino de Rescate. El trabajo previo incluye: Supervisor de Salud, Seguridad y Medio Ambiente para Petróleos de México, Elf Aquitaine, Petróleos de Venezuela y WesternGeco. Voluntario de rescate de alta montaña para el Grupo Andino de Rescate, y Bombero voluntario para McKenzie Fire & Rescue.
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